A lo largo de los años en el ejercicio profesional, comencé a experimentar un profundo desgaste, motivado por tanto enfrentamiento, tanta confrontación.
Una sensación de desgano y desilusión, al advertir que aún “ganando” un juicio, no siempre me sentía convencida de que realmente mis clientes hubieran satisfecho sus verdaderos intereses.
Hice un alto para reflexionar y comencé una búsqueda de alternativas que me permitieran transformar mi actividad. Decidí bucear en los métodos adecuados de resolución de conflictos, y decididamente los abracé.
De inmediato sentí que ese era el rumbo que quería darle a mi profesión. Experimenté un cambio de 180 grados.
Renació en mí el deseo de capacitarme, no sólo para sumar herramientas, sino para sentirme que podía ser protagonista de un cambio necesario en nuestra sociedad.
Y en esta búsqueda permanente, tuve la oportunidad de escuchar a un colega de Estados Unidos que nos presentó al Derecho Colaborativo y sus bondades, compartiendo su nutrida experiencia. Este fue el inicio de una nueva etapa profesional.
Un procedimiento poco difundido aún en mi zona, pero indudablemente una herramienta superadora para el abogado “de a pie”, que le permite a través de la negociación colaborativa llegar a soluciones que acogen los intereses, las necesidades de sus clientes.
Conocer en esta búsqueda a otras compañeras con las mismas inquietudes, fue realmente espectacular. Nos permitió comenzar a construir este espacio de Prácticas Colaborativas y empezar a soñar con la primera red de profesionales colaborativos en la zona.
Un sueño que comenzó de a poco a tomar forma, y que trajo a mi memoria una frase del libro ”Alicia en el País de las Maravillas “de Lewis Caroll, en el que Alicia pregunta al Conejo por qué camino debo ir para salir de aquí, y el Conejo le responde “Eso depende en gran parte del sitio a dónde quieras llegar”.
Y esta es la pregunta que los invito a hacerse: ¿A dónde queremos llegar?, pues de ello depende el camino que tomaremos.
Nosotras decidimos aportar desde la proactividad de saber que estamos construyendo puentes, colaborando con nuestros clientes a que encuentren una solución satisfactoria a sus inquietudes. Y al mismo tiempo construyendo relaciones de cordialidad con los colegas que nos permiten en definitiva mejorar nuestra profesión.
A esto queremos llegar, a una sociedad más pacífica y el Derecho Colaborativo es el camino que encontramos y decidimos seguir.
Graciela Insaurralde
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